CAMBIOS
PSICOLÓGICOS Y SOCIALES EN LA ADOLESCENCIA
(Reflexión)
La esperanza de vida en un país como México es de
alrededor de 70 años. Si con base en este dato se elabora un gráfico (tipo
línea del tiempo) que represente las etapas de la vida de una persona, se tiene
que la infancia, la niñez y la adolescencia juntas (hasta los 18 años
aproximadamente) solo representan el 25% de lo que se vive. Es decir, tres
cuartas partes de la vida, se es adulto y adulto mayor.
Por lo tanto, una de las mejores etapas de la
vida (si no es que la mejor) que es la niñez, se abandona demasiado pronto.
Pero no solo se termina muy rápido, sino que el difícil paso hacia la adultez,
implica transitar por caminos que están llenos de cambios demasiado drásticos. Por
ejemplo, cuando aún sigue siendo muy emocionante, organizarse con los otros
niños para jugar todo aquello tan divertido, de pronto comienzan presentarse
cambios fisiológicos que aunque no sean visibles para los demás, incomodan al
ya adolescente, y es que no es posible aceptar que alguien se siga comportando como
niño, si las reglas sociales dictan que alguien con características físicas de
adulto no debe comportarse de esa forma.
Es decir, crecer no implica únicamente la
aceptación, el rechazo o la emoción de los cambios físicos, también significa
adquirir una responsabilidad social que mantiene desconcertado al adolescente.
Las dudas acerca cuáles deben las características principales de su
personalidad, de pronto encuentran respuesta en expresiones como “originalidad”,
“diferente” o “rechazo por lo ya existente” porque es difícil comprender por
qué, las personas mayores están tan tachadas a la antigua. Aunque, estas actitudes
tan optimistas suelen alternase con momentos de rechazo por todos estos cambios
que en definitiva, el joven “en ningún momento solicitó”.
Todo este caos entre la certeza de cómo
comportarse, la incertidumbre acerca del propio futuro laboral y entre la
indiferencia a las críticas de los demás, va forjando la personalidad del que
pronto se convertirá en uno más del mundo de los adultos. Es decir, en este
paso por la adolescencia se van presentando cambios psicológicos.
Aunada a todo este cúmulo de cambios, se
encuentra: la escuela. El escenario en el que además de los pares, la figura
del maestro puede adquirir cierto grado de importancia o puede ser
obligadamente ignorada. Pero es precisamente el maestro quien, consciente de la
oportuna intervención de un guía para quien puede equivocar el camino hacia su
futuro, debe aprovechar las oportunidades
que en ocasiones el joven le concede para intervenir en la toma de sus
decisiones. Pero ¿cuáles son las características de un buen guía o tutor de
adolescentes?
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